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Pintura y Grafismo... |
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Pintura Mural (al Fresco), sobre Tabla,
Miniaturas y Simbología Gráfica:
La pintura románica
está integrada en la arquitectura. Es figurativa, didáctica y expresiva.
Las figuras son planas, estilizadas y
uniformes, perfiladas con líneas gruesas negras o de color oscuro, con un característico
aumento de tamaño en los ojos y en las manos.
Los colores empleados son planos, brillantes, fuertes
(rojo, azul, amarillo), sin mezclas, como mucho con dos tonalidades. Las pinturas carecen
de perspectiva, colocando las figuras escalonadamente para que puedan verse las de atrás.
Los fondos se encuentran divididos en fajas de diferentes colores donde se pintan las
escenas. Por lo general, las fuentes de inspiración de estas pinturas son los mosaicos bizantinos
y los beatos mozárabes.
Los lugares elegidos en el templo para ser pintados, son: el ábside
de la capilla mayor, las bóvedas de cuarto
de esfera de los "absidiolos" y los muros
curvilíneos del ábside.
Los temas preferidos son los religiosos. En
la parte central del ábside mayor se suele representar al Cristo en Majestad (Pantocrátor),
dentro de la Almendra Mística, y a su alrededor los cuatro Evangelistas (Tetramorfos),
aunque a veces es sustituido por la Virgen madre con el Niño, a cuyos lados se encuentras
los Reyes Magos. En los muros curvos de los ábsides, se pintan las figuras de los
Apóstoles, Profetas y Santos. En el resto del edificio aparecen escenas del Antiguo y
Nuevo Testamento.
Hay que distinguir tres tipos de pintura: la pintura mural, la pintura
sobre tabla y las miniaturas de los manuscritos.
La pintura
mural se realiza al fresco,
técnica que consiste en aplicar los pigmentos, diluidos en agua de cal, cuando el enlucido (capa de yeso, estuco u otra mezcla dada
en las paredes para alisar su superficie) del muro aún está húmedo. De
esta manera, al secarse la pintura, la cal cristaliza, formando entre la
pintura y el muro un conjunto muy sólido.
En España
hay que destacar la zona de Cataluña, muy
rica en pinturas. Como ejemplo tenemos los templos de: Sant
Climent de Taüll, Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Maria d'Aneu, Sant Pere de Burgal, Sant Pere de
Sorpe, Sant Quirze de Pedret, Santa Eulàlia de Estaon, Sant
Pere de la Seu d'Urgell, y Sant Pau de Esterri de Cardós; todas estas pinturas se
encuentran en el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), en
Barcelona.
Las pinturas de Santa Maria de Mur, fueron vendidas a
particulares extranjeros, y actualmente se encuentran en el Museo de Boston. Como
consecuencia de esta venta y su posterior salida del país, la Junta de Museus de
Cataluña decidió adquirir las pinturas de sus templos para mantenerlas y conservarlas
dentro de España.
Para ello, contrató la operación de arranque y traspaso de las pinturas
a expertos italianos, ya que estas técnicas de arranque de murales se llevaban
practicando en Italia desde la Antigüedad.
El primer paso para el arranque de estas
pinturas, es aplicar sobre ellas, con cola orgánica, dos capas consecutivas de telas de
algodón (telas de arranque) que quedan pegadas. Cuando se ha asegurado
la consistencia del pegado, se comienza con el arranque, aplicando una de las dos
técnicas diferentes que se conocen, dependiendo del estado de conservación de las
pinturas.
La técnica del Strappo, consiste en
arrancar sólo la capa pictórica, sin el mortero de preparación. La técnica del Stacco, a diferencia de la anterior, consiste en
arrancar todo, tanto la capa pictórica como la capa de mortero de preparación.
Una vez arrancadas las pinturas, éstas se traspasan a una tela con
caseínato de cal, eliminando a continuación las telas de arranque. Por último, se colocan
las pinturas sobre un bastidor plano o sobre un elemento arquitectónico copiado del
original e idéntico a aquel donde se encontraban inicialmente estas pinturas (ábsides,
bóvedas, muros, arcos...).
- En Aragón son de destacar las pinturas
del templo de San Juan Bautista de Ruesta y las
curiosas pinturas del templo de los Santos Julián y Basilisa de
Bagües, que relatan: la historia de la Humanidad desde la creación de Adán y
Eva hasta su expulsión del Paraíso, la venida del Señor, la Crucifixión y la
Ascensión a los cielos.
- En Cantabria, el único ejemplo de pintura
que se conserva, es el de la Colegiata románica de San Martín de Elines, en la que están representados los Apóstoles.
- En Castilla, aún teniendo gran cantidad
de templos románicos, la pintura es muy escasa. Sin embargo, y a pesar de su escasez, se
encuentra en esta zona la que está considerada por muchos como la Capilla Sixtina
del arte románico: el Panteón Real de San Isidoro de León.
Otras pinturas a destacar son las de la iglesia de Santa Cruz de
Maderuelo y las de San Baudelio de Berlanga,
éstas últimas repartidas entre el Museo del Prado (Madrid), el Museo de Boston y
colecciones particulares.
También las pinturas del Monasterio de San Pedro de Arlanza,
cuna de la corona de Castilla, están distribuidas en varios museos: El MNAC conserva
parte de las pinturas de la Sala Palatina y el resto del conjunto se lo reparten entre el
museo The Cloister de Nueva York y el Fogg Art del museo de la Universidad de Harvard.
En Francia,
las pinturas murales no decoran los templos hasta muy avanzado el siglo XI.
Sobresalen los frescos del ábside de la iglesia de Saint-Savin
sur Gartempe (Poitou), que emplea colores rojos apagados, amarillos grisáceos
y a veces verdes.
Otro ejemplo es la iglesia de Berzé-la-Ville, en la
Borgoña, antiguamente cubierta en su totalidad de pinturas. De ellas, hoy sólo se
conserva la decoración del ábside (1109), realizada con una técnica
muy cuidada sobre un espeso enlucido de base. Su composición tiene tres niveles: arriba
el pantocrátor; en el medio, escenas de los martirios de San Blas y San Lorenzo (o San
Vicente) y debajo, los bustos de otros santos, En total 16 figuras
alrededor de Cristo.
La torre del Monasterio de Fleury Saint-Benoît sur Loire,
tiene capiteles decorados con pinturas que representan figuras apocalípticas inspiradas
en las de los Beatos mozárabes (1030).
En Italia hay que mencionar los frescos de la Basílica de SantAngelo in Formis, cerca de Capua,
considerada como la obra maestra de la pintura mural italiana. Una
característica especial de estas pinturas es su color azul pálido. Los temas elegidos
son el Cristo en Majestad, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y el Juicio Final.
La pintura sobre tabla se inicia con la preparación de una capa de yeso muerto con
aglutinante de cola, para alisar la superficie en donde más tarde se aplicará la capa de
pintura. Esta última capa (la de pintura) es, por lo general, al temple;
es decir, pintura hecha con colores preparados a base de líquidos glutinosos y calientes
(como agua de cola). A veces estará protegida con trozos de tela. En Europa es una
técnica muy poco utilizada, no así en España.
La pintura sobre tabla comprende: Frontales,
Baldaquines o ciborios (pabellón que cubre
el altar para adornarlo) y pequeños Retablos
(conjunto de figuras pintadas, que representan en serie una historia o suceso). Su misión
principal es decorar el frente del altar.
Al igual que en la pintura mural, los temas elegidos son religiosos,
aunque más adelante se introducirán nuevos motivos. Se representaron leyendas de santos
muy populares en la Edad Media, como fueron San Martín y San Esteban.
Los colores son fuertes, vigorosos y brillantes como
sucede en los murales.
Hay que destacar: el Frontal de la
Seu d'Urgell, el Frontal de Santa María de Avià y el Frontal
de San Martín de Chía (Huesca), todos en el
MNAC, así como el Frontal de San Andrés de Sagars
(Museo de Vic) .
Las miniaturas son pequeñas pinturas realizadas sobre pergamino.
Su finalidad es doble: por un lado, ilustran el texto al que acompañan,
y por otro, decoran las letras iniciales de los capítulos y de los
parágrafos (letra capital).
Se utilizan colores vivos (rojo, amarillo...), careciendo las pinturas de
perspectiva. En la figura humana, su interés se centra en los ojos,
llenos de expresividad.
La representación de edificios tiene un carácter simbólico; para representar un templo,
el artista pintará un altar y sobre él, un gran cáliz.
Los textos donde podemos contemplar miniaturas son: las Biblias
(Biblia Hispalense), Beatos
(Beato del Burgo de Osma), Colecciones de Concilios, Libros de
Horas, etc. (Ver Manuscritos).
La simbología
gráfica: Dejando aparte la expresividad en
la ejecución y el recurso constante a las referencias y símbolos religiosos empleados
por el artista de la época, a través de la pintura (y la escultura), son muy escasas
las manifestaciones gráficas con un carácter que no esté relacionado, de una u otra
forma, con las enseñanzas o las cuestiones relativas a la fe.
Probablemente, la mejor y más extensa muestra que nos ha legado el arte románico en
cuánto a simbología gráfica, no religiosa, esté contenida en las marcas o signos, llamados de cantería,
que independientemente de su significado práctico real, nos ofrece un lenguaje simbólico
de rasgos lineales, geométrico, repleto de una misteriosa sencillez, con apariencia de
ingenuos dibujos infantiles y que permanece aún, en buena parte, indescifrado. (Ver Arquitectura
y Escultura y Labrado).
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©
ChaRoCa, 2002- |
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Grafismo |
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Fresco |
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Frontal |
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Miniatura |
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S.
Climent (Taüll) |
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Sta.
Maria (Taüll) |
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Sta.
Maria (Aneu) |
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Fresco
de Bagües |
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Fresco
de Maderuelo |
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Fresco
de Berlanga |
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Fresco
de Arlanza |
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Fresco
de Berzé-la-Ville |
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Frontal
de la Seu d'Urgell |
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Frontal
(y detalle) de Chía |
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Miniatura |
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Fresco
de Sant'Angelo in Formis |
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